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LA CIUDADANA 35

cacién ha de comenzar en la escuela. Si los maestros y los profesores no dan lugar a alumnos y estudiantes a emitir sus opiniones y cambiarlas con sus camaradas bajo su supervi- sién, no puede pretenderse que en la Vida de relacién sepan conducirse.

E1 hablar cuando se debe y el callar oportunamente son artes dificiles de poseer.

El éxito de un parlamento, de un conferencista 0 de un miembro de comisién est:-'1 en una intervencién oportuna. A los que hablan siempre, ya no se los escucha.

Las mujeres han de asistir a sus reuniones con el propo- sito de ser mesuradas y oportunas y sobre todo dispuestas a oir mas que a decir. Sin duda sera para los oradores politicos un dia excepcional aquél en el que los componentes de un meeting 0 una manifestacién prefieran escuchar sus razones, s11s argumentos o promesas, a dar libre escape a sus jubilosas expansiones de entusiasmo, cortando su inspiraciéno con un

viva! intempestivo, en mitad de un pensamiento.

Seria muy halagiiefio que las manifestantes comenzaran su actuacién demostrando disciplina en la atencién y aprobacién o repu-dio razonados, después de escuchar y comprender. La

moderacién de la mujer hara posible una mas depurada democracia.

l9.—RESPETO A LAS LEYES Y LOS REGLAMENTOS. NOCION DE JERARQUIA, SUBORDINACION Y OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD

El respeto a la dignidad humana y la propia estimacién, permiten el ejercicio de la obediencia sin caer en sumisiones serviles.

Con ‘la nocién de riesponsabilidad y la exigencia de la li- bre ejercitacién de los propios derechos nace el respeto a los derechos ajenos y la necesidad del cumplimiento estricto de los