Página:De Madrid a Nápoles (1878).djvu/232

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
210
DE MADRID A NAPOLES

de aplanada cabeza, torva mirada, amenazante boca y desenvueltos hombros, que traiga- á la imaginación la historias primitivas, las trajedias salvajes y los amores de las ñeras, — y otras muchas mujeres por el mismo estilo, cuyo principal encanto ha de ser siempre la singularidad dramática.

La mujer-pintura es aquella en que adoramos la suavidad de su tez, 'as penumbras de la garganta, las medias tintas de las ojeras, el carmin de los frescos labios, el amoroso vapor on que nadan los lindos dientes, la sombra de los párpados sobre las mejillas, la plácida lumbre de los ojos, el rico tono de la carne, los suaves hoyos de la risa, el lánguido ondear del pelo, los dintornos del talle, puestos de relieve por los siete colores de la luz, y sus puros contornos, dibujados por. los tres lápices de las tinieblas; la tersura, la diafaniílad, el color, el claroscuro, la mirada, la sonrisa, la noble regularidad de las facciones...; pero no el alma y la gracia como en la mujer-música; no la originalidad y el misterio como en la mujer-poesia; no todavía el dibujo, ni las proporciones, ni la economía general, como en la mujer-escultura, de que hablaremos después. — La mujer-pintura es la que generalmente se llama una mujer bonita.

Mujer-arquitectura es la que no puede considerarse sino en determinadas circunstancias, en cierta hora, en tal ó cual sitio, rodeada de tales ó cuales atributos. Como este arte es complejo, y por decirlo asi, compuesto, la mujer que lo simboliza se representa siempre combinada con otras muchas cosas que nn son ella. La mujer-arquitectura ha de estar, por lo tanto, peinada de este ó aquel modo, vestida tle una manera dada, lie pie sobre vm trono, recostada en una barca á la luz de la luna, leyendo debajo de los árboles, bailando, corriendo la posta, galopando en un brioso trotón, asomada á una ventana, etc., etc. Para esta mujer se inventaron los miriñaques, los vestidos de cola, las diademas, los revoques Y afeites, los velos, los carruajes de doble suspensión, ios palcos de los teatros, las plumas, las joyas, y los lacayos elegantes, — En resumen: estas mujeres sólo son bellas dentro de una posición accidental, ó sea como composición.

Viniendo ahora á la mujer-escultura, que es la que estamos viendo, os diré que es aquella de correctas formas, justas proporciones, clásicas líneas y equilibrados miembros, que, con espresion ó sin ella, insulsa ó agraciada, ingeniosa ó estúpida, simpática ó repulsiva, despierta en nuestro corazón aquel amor innato á la belleza humana que tantas veces se convirtió en idolatría, y una instintiva adoración al inmutable tipo de la forma, ideal artístico de los griegos;— Elena inmortal, tan infiel como querida, tan hermosa como ingrata...

Decíamos, pues, que las milanesas parecen nobilísimas esculturas. En cuanto á los milaneses..., que los analicen las escritoras. Yo repetiré solamente que son también muy buenos mozos..., y coutinúo.