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DE MADRID A NAPOLES

oso rio, sembrado á veces de pintorescas islas, que parecen otros tantos pensiles. A las dos márgenes de la magestuosa corriente encontrábamos á cada paso limpias y graciosas ciudades, medio escondidas entre pámpanos y arbolado. Innumerables riachuelos confluían al Saona (feudatario luego del opulento Ródano), y sus límpidas aguas, que este año han sobrevivido al estío, prestaban voz, fulgor y vida á tan delicioso paisaje.

Despues de saludar algunos viejos castillos y de pasar dos ó tres puentes colgantes algo atrevidos, cruzamos por delante de Beaugeu, de renombradas uvas, y uno de los primeros lagares de la Borgoña.

El Saona seguía cuajado de islas.

Las ondulaciones suaves del terreno hacen muy graciosa la subida hasta Chalon, ciudad que no debeis confundir con el Chalons de la Champagne, muy más ilustre que este, como que en aquel fue derrotado Atila y hoy tiene Napoleon un brillante Campamento, mientras que en Chalonsur-Saone sólo hay de notable los campanarios góticos, los buenos vinos y las perlas falsas.

La Beaune (otra gran ciudad) mengua un poco la riqueza del suelo; pero pronto resucita más feraz y poderosa al acercarse á

Dijon , capital de Departamento y córte de la antigua Boryoña. El aspecto de la ciudad es soberbio, y la coronan altísimas torres góticas. — Aquel es el punto mas elevado del camino de Marsella á París. Allí se separan las aguas que van al Océano de las que van al Mediterráneo.

Detrás de Dijon hay una gran cordillera (los Montes de la Costa de Oro), que antes esquivaba la carretera, teniendo que rodearla tímidamente. Hoy la ataca de frente el audaz ferro-carril y la perfora por su mayor densidad, dando márgen á maravillosas construcciones.

Pásanse primero largos viaductos y forminables desmontes; luégo un túnel de trescientos veinte y ocho metros, é inmediatamente después el célebre Subterráneo de Blaizy, que tiene mas de una legua francesa de largo, y quince pozos de ventilacion de doscientos metros de profundidad algunos de ellos.

Cinco minutos se emplean en atravesar este segundo túnel. A la salida hay un viejo castillo señorial, cuyo pasado ignoro; pero que hoy sirve de ornamentacion á aquella atrevida obra y de manida á los guardas del ferro-carril.

En adelante la comarca se accidenta y embravece cada vez más. Yo dudo de que en Francia haya otro terreno tan áspero y salvaje como aquel. Allí fue donde las francos disputaron el paso durante muchos dias á los ejércitos de César. Allí habrán pasado también mil cosas que yo no sé. Pero considerando la índole belicosa de los borgoñones, la importancia de aquel desfiladero y lo que dice la historia acerca de los muchos conquistadores que se han paseado 'por Francia en todos tiempos, me atrevo á asegurar que no habrá una sola piedra, entre todas las que yo veia, que no esté reteñida de sangre humana.

Habíamos dejado el lecho del Ródano y entrado en el del Sena. El país