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DE MADRID A NAPOLES

Sólo el cuadro que presenta la Trattoria en que escribo estos apuntes, le haria morir de impotente rabia.-Tres magníficos retratos, uno de Cavour, otro de Garibaldi y otro de Victor Manuel, adornan las ennegrecidas paredes. Más de cien militares (oficiales sardos, guardias nacionales de la ciudad y voluntarios garibaldinos) hablan de los asuntos de Italia, censuran á Antonelli, befan á Francisco II, ensalzan á la Inglaterra; re- piten mil y mil veces las palabras antes proscritas de Patria y Libertad; brindan por la unidad italiana; se rien de los tudescos; entonan canciones aprendidas al dia siguiente de Montebello, de San Martino, de Marsala y de Garegliano; son dueños de sus acciones; pueden expresar sus ideas; ejercitan su voluntad; piensan, hablan, viven... ¡Y el mundo no se acaba por eso! ¡Y el sol sale y se pone como antiguamente! ¡Y existen la Religion, la familia, el amor á la virtud, el respeto á la propiedad, el órden más admirable!... ¡Y, sin embargo, Francisco V no es duque de Módena !!

Pero ya han dado las ocho y media: vámonos al teatro.

Estamos en el Teatro Reale (antes Ducale).

La Sala es grande y hermosa, y está completamente llena. En sus ciento cincuenta palcos se ve una multitud de bellas y lujosas damas y de elegantes caballeros, ora modeneses, ora de las ciudades vecinas.

Módena, gracias al ferro-carril (obra del nuevo gobierno), dista de Bolonia una hora y minutos, como ya hemos visto; media hora de Reggio, ciudad muy importante; hora y media de Parma, córte de otro ex-reino; dos horas de Plasencia, capital de otro antiguo estado; siete de Génova, ocho de Turin y once de Milan.

El célebre actor Rossi ha hecho acudir á Módena mucha gente de todas estas poblaciones.-Mañana será la cita en otra parte, y allí volverán á reunirse y á tratarse como paisanos y vecinos los que antes vivian separados por absurdas fronteras, por mezquinas rivalidades, por bastardas ambiciones.... ¡Qué diria si viera estas cosas el difunto Francisco IV, el insigne enemigo de los ferro-carriles y de los forasteros?

El teatro está animadísimo. Aquí ¡gracias á Dios! veo ya sin sombrero durante la representacion al público de la platea; pero siempre queda en ella un gran espacio sin asientos ocupado por la apiñada muchedumbre.

El palco ex-ducal, sumamente lujoso, se halla vacío.

Yo me figuro el cuadro moral que presentaria esta sala hace dos años.

-¡Qué inmenso poder, qué absoluta soberanía, qué exceso de omnipotencia en Francisco V, si se comparaban estas facultades con el estrecho círculo en que las ejercía! El Duque conoceria á todos sus súbditos; los gobernaria inmediatamente; sentiria el placer del mando en toda la plenitud de su vanidad; veria en todas partes el reflejo de su propio esplendor; seria rey en su reino, como cada individuo es rey en su casa.-Exento de grandes cuidados; sin miedo á ninguna nacion, á fuerza de tenérselo á