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DE MADRID A NAPOLES
muovansi ia Capraia é la Gorgona,

é faccian siepc ad Arno in su la foce,

sí eh' egli annieghi in te ogni persona.

La Capraia y la Gorgona no se han movido , ni el Amo ha ahogado á toda persona en Ja ciudad vituperio de Jas gentes del bello pais en que se pronuncia con tanta suavidad el monosílabo del amor; pero no por eso ha dejado Pisa de expiar amargamente sus errores.

Cuando nosotros entramos en la ciudad , estaba diluviando. .

Pisa es uno de los puntos más lluviosos de la tierra. Por término medio, llueve allí ciento veinte dias cada año.

Las calles, rectas y anchas, estaban desiertas y silenciosas.

Nosotros nos hicimos conducir al Hotel Poverada , situado á la orilla derecha del caudaloso Arno.

Este célebre rio, tan cantado por los poetas , parte en dos mitades la Ciudad, y tiene alguna semejanza con el Canal Grande de Venecia. — La diferencia consiste en que los edificios que se miran en el Arno no son tan bellos como los de la reina del Adriático, y en que entre las casas y el rio de Pisa hay dos anchos y no interrumpidos Muelles. Pero la amplitud de la corriente canalizada, la curva que forma, la serenidad de sus cristales, la escasez de puentes y la multitud de barcos que cruzan de un lado á otro, traen á la imaginación el plácido recuerdo del bellísimo Canal veneciano.

Esperando á que cesase ó se mitigase la lluvia , pasamos la tarde sin salir del Hotel.

Una de las veces que nos asomamos al balcón á consultar el cielo, reparamos en un gentío inmenso que se había acumulado en la puerta de más abajo (como suele decirse), ó sea á la puerta del Hotel Vittoria.

Poco después llegó un batallón de Milicia Nacional, precedido de su banda de música, que tocaba una marcha fúnebre.

En seguida acudieron Corporaciones con hachas encendidas, muchos carruajes, y clérigos, y cruces, y estandartes.

Indudablemente, aquello era un entierro...

Un entierro era. — En el Hotel Yittoria habia muerto ocho dias antes el Príncipe de Síracusa, hermano de Fernando II de Nápoles y tío del actual Rey ó ex-Rey de las Dos Sícilías.

Esta noticia la habia yo leído en Turin , no imaginando ni remotamente que presenciaría el entierro de S. A. R. al cabo de tantos días y de tantas leguas.

El cadáver del Príncipe había permanecido expuesto en el Hotel aquellos ocho días, después de haber sido embalsamado, esperando á que dispusiese de él la Familia Real de Nápoles; pero, como ésta no resolviese nada, y el hostelero se quejase de los perjuicios que le traía á su establecimiento la honra de aposentar al augusto finado, las Autoridades de Pisa habían convenido en trasladarlo... nosotros entendimos que á una igle-