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DE MADRID A NAPOLES

tua del Pudor. De cualquier modo, es bellísima , y Florencia la saludó con un grito de entusiasmo el dia que fue expuesta al publico, llamándola Venus Itálica; esto es, adoptándola como hija de la Nación y digna rival de las Venus griegas. — Ya veremos nosotros dentro de poco si la escultura de Canova puede compararse con la de Cleomenes... ¡La Venus de Médicis ha vuelto á Italia, y nos espera en la tribuna de Uffizi — Volemos en su busca.

La Galería degli Uffizi es mucho más rica, mucho más variada , mucho más célebre que la que acabo de describir. — Por eso rara ha sido la mañana que no la he visitado al paso, al ir ó al volver de Pitti, sin contar los días que he entrado en ella á las once de la mañana y no he salido hasta las cuatro de la tarde.

En degli Uffizi hay 1,800 obras de arte; pero no ya solamente Pinturas, sino también Esculturas magistrales antiguas y del Renacimiento, Bronces , Vasos , Camafeos, un Museo Etrusco, Piedras grabadas. Piedras preciosas, trabajos en Marfil, Inscripciones, etc.

Entre las Pinturas, que pasan de 1,200, figura una colección de Cuatrocientos Retratos de pintores, pintados por ellos mismos!... — Esto os dará idea de la importancia y riqueza de aquella Galería, fruto del amor de los Médicis á las Bellas Artes: amor que heredaron, como una tradición patria, las otras dinastías que han reinado después en Florencia.

La obra maestra, la primera maravilla de degli Uffizi ..; pero, ¿qué digo? la obra maestra del arte en general; la primera maravilla del mundo, al decir de la mayoría de l^s críticos; la joya de Florencia; la que por sí sola atraería innumerables peregrinos á esta ciudad, es la Venus de Médicis, esculpida en Atenas, cerca de dos siglos antes de la venida de Jesucristo, por el célebre Cleomenes, hijo del gramático Apollodoro, y encontrada hace 300 años en Tívoli, cerca de Roma, en la villa-Adriana., donde estaba sepultada bajo escombros seculares, como tantos otros prodigios artísticos de la antigüedad.

«La Venus de Médicis (llamada así porque la adquirió Florencia en tiempo de un gran duque de esta familia) es (dicen los florentinos) á las demás Venus, lo que Venus era á las demás diosas.» También puede aplicarse á ella lo que decía Ovidio de la Venus de Praxiteles que se veneraba en el templo de Gnido: «que si estaba inmóvil, era solamente porque la magistad divina se lo exigía.» — Roma y Nápoles poseen otras Venus griegas de extraordinario mérito; pero declaran desapasionadamente que son inferiores á la de Médicis: no asi los franceses, que insisten en asegurar que la Venus de Milo, preciosísima joya del Museo del Louvre de París, es la verdadera Emperadora de estas Remas de la hermosura. — Yo admiro también entusiastamente á la Venus de Milo...; pero, considerándome sin competencia para fallar, me adhiero á la mayoría..., y á la minoría.

Reconociendo, pues, aquí con la generalidad de los que han visto am-