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DE MADRID A NAPOLES

Los frailes, queridísimos de la plebe, van de un lado á otro en amigable coloquio con los muchachos vagabundos, que se dan de cachetes por besarles el rosario ó la manga del hábito.

Oficiales de Garibaldi, con su vistoso uniforme, todo encarnado, corren al escape de sus corceles de guerra. — Sin duda han venido del campamento de Mola, ó vuelven á él.— ¡Oh! alli se lucha de veras, y se muere que es una maravilla!

Y la naturaleza sigue sonriendo: el mar, el cielo, las Islas, las extensas riberas del golfo, la muchedumbre, el ambiente ; todo respira júbilo y placer.

¡Ah! esto no es la vida, sino el delirio de una ciudad. — Se diria que el Vesubio comunica á Nápoles su fiebre eterna.

Y no fuera mucho decir. — Ya sabemos que toda la ciudad está enlosada de lava: añádase que las casas están construidas en su mayor parte con piedras volcánicas. Es, pues, el Vesubio la vida y la materia, la celebridad y el peligro constante de la escandalosa Parténope. — No tiene Nápoles al Vesubio, como Granada á la Alhambra: no: — El Vesubio es el que tiene á Nápoles. — El Volcan es lo principal y la Ciudad lo accesorio.

Desde Santa Lucia nos vamos todas las mañanas á recorrer la ciudad, á visitar el Museo Borbónico , del que ya hablaré , ó á recorrer las Iglesias, los Palacios y las tiendas de coral y objetos de lava, — que son las especiales del pais.

De las Iglesias, la mejor es la Catedral, levantada sobre el solar de dos Templos griegos, dedicado el uno á Apolo y el otro á Neptuno. — Su Altar Mayor sirve de sarcófago á San Genaro, Patrono é ídolo de la poblacion.

En Santa Clara hemos visto las Sepulturas de muchos Reyes de Nápoles, algunas de ellas de gran mérito artístico.

Pero ¡cuánto más nos han interesado los Sepulcros de los Príncipes y Princesas de Aragon que encierra la sacristía de Santo Domingo! — Allí hemos saludado también el mausoleo del célebre Marqués de Pescara, que está representado con hábito de franciscano.

Asimismo han llamado nuestra atención San Felipe Neri, por su lujoso y exquisito decorado; — San Francisco de Paula, imitación del Pantheon de Roma; — Santiago de los Españoles, por su nombre, y por haberla construido el citado don Pedro de Toledo, cuya magnífica Tumba allí se admira, — y Monte Oliveto, antiguo convento, donde el Tasso escribió parte de la Gerusalemme.

El Palacio Real, debido al Virey español Conde de Lemos (el Mecenas de Cervantes), es uno de los más grandes y bellos de Europa. — Hoy lo habita el Príncipe de Carignan, Luogo-tenente de Nápoles en nombre de Víctor Manuel.

Despues de estas excursiones, que se prolongan hasta las dos de la tarde, emprendemos nuestro paseo, que suele ser á caballo.