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DE MADRID A NAPOLES


las subidas y las bajadas de los mas arduos riscos; lo conduce por entre los témpanos de hielo; le anuncia las perspectivas que van á sorprenderle... Y si no, aquí está el presente libro, que lo conoce todo y sabe cuánto cuesta cada paso por este paraíso. ¡Ah! yo odio las Guias y á los guias o ciceroni: unas y otros me hacen el efecto de repugnantes Celestinas. — Yo quiero perderme en el seno de la naturaleza; oir alo lejos el ruido del agua; encontrarme el torrente donde no lo esperaba; ignorar la manera de salvarlo; asomarme al abismo á riesgo de mi vida, y no desde un balcón de madera; descubrir la apacible llanura después de atravesar la pedregosa sierra, y creer que Dios acaba de criar aquel panorama para exclusivo solaz y descanso de mi vista... — Dicen que el valle de Chamounix está desierto; que los hoteles se hallan cerrados; que el invierno ha borrado ya las huellas del hombre... ¡Tanto mejor! Ahora habrá allí algo inesperado, algo nuevo, algo para mí solo. — ¡Feliz yo si sorprendo á aquella naturaleza pública en una hora de vida privada! — Esto me proporcionará la gloria de encontrarme á solas con su alma.»

Por todas estas razones, decidimos Iriarte y yo salir para el Mont-Blanc á la mañana siguiente.

Pero todavía pudimos aquella tarde visitar la catedral protestante, edificada hace mas de ochocientos años... y que, por consiguiente, fué iglesia católica durante siete siglos. — Hoy se la ve despojada de imáge-nes de santos. En cambio, encierra algunas tumbas de hombres. — El pulpito es aún el mismo en que Juan Calvino explicaba al pueblo la Reforma...

En la calle de los Canónigos nos designaron al paso la casa del gran hereje; en la que vivió veinte y un años, y donde exhaló el último suspiro...

Después yimos el actual templo Católico, dedicado á Nuestra Señora. — Su estilo gótico, sus oscuras naves, sus imágenes piadosas, el órgano que sonaba en aquel instante respondiendo á los sacerdotes que cantaban vísperas, el incienso , las luces del altar , los ornamentos sagrados y la liturgia de nuestro clero, me impresionaron más vivamente que nunca, confirmándome en la idea de que el cristianismo no revestirá nunca en España la forma protestante.— «Toda religión (me dije) es más bien un sentimiento que un raciocinio ; y en España no morirá nunca el sentimiento. Ahora bien , esta nobilísima facultad del alma vive y se manifiesta, se alimenta y se complace con la poesía del mundo, con los encantos del arte, con todo lo que es belleza, con todo lo que es gracia, con todo lo que es afecto, ternura y entusiasmo...»

Al caer la tarde tomamos un bote y dimos un paseo por el Lago, aprovechando el solemne momento de la puesta del sol...

Y aquí me permitireis que ceda la palabra á lord Byron, quien os