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De fuera vendrá

no pide mas que aloja y limonada.
Vos hablais Damas de tan alta esfera,
que la tercer palabra es la pollera:
si por hombre de manos sois tenido,
en dar polleras sois poco entendido,
y que arriesgais el crédito no dudo,
porque pareceis pollo, siendo crudo.
Lis. Eso, Aguirre, es culpar la bizarría.
Alf. Bizarría llamais la bobería
de desnudaros vos por darlas trage?
Lis. Y es mas cordura que os lo gane el page?
Alf. Dexadme, que os confieso,
que si me acuerdo de eso,
me lleva el diablo en calzas y zapatos,
de ver que me ganase un lame platos.
Lis. Para ganar no es menester sugeto.
Alf. Que no teman las pintas un coleto!
mas vienen juntas quince ó diez y siete,
que perderán el miedo á un coselete.
Lis. Ea, no os aflijais, que quando estemos
sin dinero, á la carta apelarémos,
que nos dió el Capitan Luis Maldonado
en Flándes, donde vengo encomendado
á su hermana, riquísima viuda,
que aquí en Madrid está, y siempre que acuda,
me dará quanto fuere yo á pedirla.
Alf. Pesia mi vida, vamos á embestirla.
Lis. Eso ha de ser al vernos apretados.
Alf. Pues qué mas, si á Madrid recien llegados
el page nos lamió la faldriquera,
mas que si plato de conserva fuera?
Mas al despique apelo,
que yo con estas gradas me consuelo
de San Felipe, donde mi contento
es ver luego creído lo que miento.
Lis. Que no sepais salir de aquestas gradas!
Alf. Amigo, aquí se vén los camaradas,
estas losas me tienen hechizado,
que en todo el mundo tierra no he encontrado
tan fértil de mentiras.
Lis. De qué suerte?
Alf. Crecen tan bien aquí, que la mas fuerte,
sembrarla por la noche me sucede,
y á la mañana ya segar se puede,
Lis. De vuestro humor, por Dios, me estoy riendo.
Alf. Por la mañana yo al irme vistiendo
pienso una mentirilla de mi mano,
vengo luego, y aquí la siembro en grano,
y crece tanto, que de allí á dos horas
hallo quien con tal fuerza la prosiga,
que á contármela vuelve con espiga.
Aquí del Rey mas saben que en Palacio,
y del Turco, esto se finge mas de espacio,
porque le hacen la armada por Diciembre,
y viene á España á fines de Septiembre.
Aquí está el Archiduque mas que en Flándes,
aquí hacen todos Títulos y Grandes:
ver y oir esto, amigo, es mi deseo,
mi Comedia, mi prado y mi paseo;
y aquí solo estoy triste, quando hallo
quien mienta, mas que yo sin estudiallo.
Lis. Siempre graciosas son vuestras locuras.
Alf. Mira, hay aquí de tabla unas figuras,
que para entretener basta qualquiera;
es quotidiano un Don Martin de Herrera,
todo suspiros, ansias y querellas,
solo su tema es galantear doncellas,
y el segundo papel que las envia,
es palabra de esposo, y so porfía
es tal, que á una Monja en un Convento
palabra la dará de casamiento.
Tambien aquí es continuo el Licenciado
Celedon, gran sugeto y gran Letrado,
que fué Alcalde Mayor en San Clemente,
y á todo saca un texto de repente,
viene aquí á San Felipe su deseo.
Y el Don Martin le ha olido un galanteo,
que tiene aquí con una doncellita,
que la guarda una tia tan maldita,
que la sierpe de Adan fué Angel con ella,
y á quantos dicen algo á la doncella,
se los quiere tragar, y es que se enfada
de ver que ella no es la enamorada,
que aunque es viuda, piensa en su persona,
que Vénus fué con ella una fregona.
Y en fin, el Don Martin y el Licenciado,
muy pulidito aquel, y este espetado,
uno pretende á textos competido,
y otro apurar palabras de marido:
viene luego un vejete, que es archivo
de todos los sucesos mas extraños,
y tiene ya de gradas setenta años.
El trae la novedad y la pregona,
y ahora todo es contar lo de Girona,
como suceso fresco.
Lis. Vive el Cielo,

que