trasportar, trascurrir, trasmitir i muchos otros. Se suprime la d en ascribir, astrinjir, etc.; la t en ismo, en lugar de istmo.
Pero pertenecen solo al estilo familiar de la conversacion tambien en Madrid la supresion de la d en los participios en ado i de la d final en palabras como uste(d), ciuda(d), etc.; supresiones que, por no ser admitidas del estilo serio, naturalmente todavía no deben permitirse en la escritura.
Será escusado mencionar otra vez mas que, tambien segun el doctor Araujo, la x académica ántes de consonante en todas las palabras populares casi siempre se pronuncia como s, miéntras que la pronunciacion esamen, esistir i semejantes, aunque se oiga a menudo en boca de instruidos, se tiene por descuidada i viciosa. Araujo concluye: «celui qui prononcera transnochar, subscripcion ne conrra point, il est vrai, nul risque de n'être pas compris, mais il parlera un langage qui choquera l'oreille de tout le monde et qui sera qualifié à juste titre de prétentieux».
La mayor parte de estas letras mudas, ántes de la última edicion de la gramática de la Academia, eran poco usadas en la ortografía. ¿Por que ahora cargar la ortografía con tales signos inútiles, cuya pronunciacion no embellece en nada el idioma, sino que es repugnante al jenio del castellano? Si los académicos creen que se mejora el castellano diciendo subscripcion, les propondria tambien escribir sancta, escriptura, niepto, fructo, etc., porque así se acercarian mas al latin. Francamente, me son un poco sospechosos los conocimientos clásicos de aquellos que no los saben manifestar mejor que con la exacta pronunciacion de una consonante muerta. Grupos de consonantes como pt, ct, ks, ps, i muchos mas, son contrarios a las leyes del desarrollo de la lengua castellana; si ya existen inestirpables muchas palabras de esta clase, como lector, lectura, recto, aptitud, absoluto i otras tantas, formas que se fijaron así solo en el siglo XVI por influencia del humanismo, ¿para qué aumentar el número de palabras difíciles? Pues es seguro que son positivamente difíciles tales palabras; quien no lo crea, vaya a observar el lenguaje, no digo de los rotos santiaguinos, sino de todos los que doquiera en el mundo hablan castellano sin haber estudiado en un liceo o una universidad.
¿No es preferible el método de los italianos, que invariablemente trasforman las nuevas palabras que exije el progreso irresistible de las ciencias? Los italianos no aceptan ningun grupo de sonidos que sea contra el jenio del italiano, i de esa manera facilitan la pronunciacion a sus compatriotas. Los académicos castellanos, al contrario, parece que