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Página:Del amor, del dolor y del vicio.djvu/175

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marquesa, y besándole los ojos, los cabellos, los labios, concluyó:

— Te lo prometo... te lo juro... sí... mi Lili... La que más sufre pensando en 'eso, soy yo... que te quiero tanto, tanto!

A pesar de tal promesa, Liliana y Margarita hablaban con mucha frecuencia de Llorede, á propósito de mil y mil recuerdos inolvidables. Un hombre que vive al lado de una mujer durante largo tiempo, deja siempre detrás de sí la huella de su paso. Una silla que él prefería á las demás; un libro en el cual está escrito su nombre; una frase que le era familiar; un cuadro traído por él; otra multitud de detalles minuciosos, en fin, evocan á cada instante, en la memoria de la que se queda, el recuerdo de quien se va, prolongando así la presencia visionaria del amante muerto —muerto ó ido...