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con la educación de la mujer; despojando a la Sociedad de Beneficencia de las escuelas pú- blicas para niñas que ésta mantuvo bajo su dirección desde 1823, en que abrió los cinco primeros establecimientos del género existen- tes en el país, hasta 1876, en que todos ellos pasaro'. a depender de la Dirección General de Escuelas de Buenos Aires, en virtud de la ley de educación común. Inícianse las prime- ras guerrillas a propósito de la enseñanza de la caligrafía, para la cual, Sarmiento, había recomendado los cuadernos reglados. La So- ciedad de Beneficencia cometió la grave falta, en opinión de Sarmiento, de escuchar, al res- pecto, el dictamen « que se permitió emitir » una maestra de escuela, cuyas opiniones ana- liza y rebate en su informe elevado al gobier- no en 1856.
En un segundo memorial, pasado el año 1359, Sarmiento arremete, ya directamente, contra la Sociedad de Beneficencia, con el em- puje que le es peculiar y su incontinencia ver-