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Procura en tus amistades—aconséjale a Juan— dar la preferencia a gentes que sientan con vehe- mencia y no sean egoístas. Esas personas, que tie- nen sus pasiones arregladas como papel de música, no entrarán en mi corazón... Por eso, nuestra pa- tria ha venido al triste estado en que se encuentra. Se mira padecer al prójimo con serenidad, y cada uno no ve enlas penas de otro las de un semejante, sino para reservarse más, a fin que no le toque.
Y aludiendo, en seguida, a la prisión de Juan María Gutiérrez, a quien sus íntimos apodan, por ironía, el Ñato, agrega :
Bien sabes por qué estoy aquí en el destierro : por seres menos aun que indiferentes, y que no valen, en mi concepto, ni un zapato del Ñato. Vaya, hijo, que he visto cosas en esta patria que cada día me entristecen más. No seas egoísta, Juan mío, que aunque el alma sensible sufra tam- bién tiene goces que valen bien comprarse caros.
Fué, además, una voluntad en acción, y por serlo, no obstante arraigadas creencias re-