— 130 —
nes y decepciones. Fastidiada, así, en cierta ocasión, por el auge inexplicable de un figu- rón político, tan inflado como vacío, escribe
a su amigo :
No sé cómo darme cuenta de ciertos hechos sino diciendo que entran en moda ciertos indivi- duos a quienes los ponen para todo, con asombro del que piensa; y nos encontramos, así, con unos personajes, de los que creíamos una nulidad. En fin, mi amigo, estoy aburrida, sin fe ni esperanza, y hasta la caridad me va faltando.
Siempre que Gutiérrez sabe, o supone, a Misia Mariquita, en estos estados de ánimo, apela a su recetario y le envía la pócima res- tauradora : una carta cariñosa acompañada de un libro ameno. En un caso como éste, de- bió haber sido enviada la segunda carta, que
dice así:
Mi querida amiga: No sé en qué disposición de espíritu la encontrarán a usted estos renglones. ¡Hace tanto tiempo que no nos vemos! Somos