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autenticados, en poder del autor, procedentes del archivo de las monjas capuchinas de Buenos Aires.)
Menos digna de crédito, por cierto, es la otra tradición relativa a la estratagema que empleaba, según se cuenta, Martín, para penetrar diaria- mente a la casa de Mariquita y entrevistarse con ella burlando la vigilancia de los padres de su novia, a cuyo efecto se habría servido, a lo que se dice, del disfraz de aguador. De más está decir que, una vez estampados en letras de molde, tan- to este novelesco episodio, como el antecedente, son ya artículo de fe para los que escriben sin comprobar aseveraciones, habiendo sido ambas historietas reproducidas y dadas como exactas en trabajos de carácter histórico publicados en estos últimos años.