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retardo; pero por causas que hasta ahora he que- rido averiguar aunque acaso de muy fácil com- prensión, se manifestaron tan distantes de conce- derlo que ni la mediación de personas de carácter y respeto, ni el recuerdo de unas consideraciones capaces de suyo para vencer los mayores obstácu- los fueron bastantes para allanar el pretendido consentimiento. Mas al fin confiando en el tiempo de algunas treguas al empeño en que me veía constituído, y muerto el padre de mi esposa en quien suponía mayor obstinación, renové mis instancias con la madre, siendo tanto los pasos de armonía y contemplación con que he procura- do atraerla a mi partido, que sería nunca acabar si tratase de puntualizarlos al presente, sin que hubiese omitido el muy oportuno de los confesores y personas eclesiásticas de recomendación, que para iguales casos son, desde luego, las más pro- pias, pero todo ha sido inútil porque aunque mu- chas veces se ha significado enteramente llana y gustosa pero a cortos momentos ha vuelto a re- tractarse como V. E. se halla bien cerciorado por haber intervenido en alguna de estas gestiones.
En estas circunstancias no siéndome tolerable por más tiempo el sufrir los inconvenientes que