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que me suponen, es la prueba más relevante de la injusticia de sus proposiciones, pues V. E. está cierto que si hallara con algunos antecedentes capaces de acreditarme poco instruído para el manejo de cualquiera interés de cuya adminis- tración me encargue, o nada atento a su cuidado y conservación, no hubiera omitido en estampar- los con la mayor escrupulosidad, pero distante de ello sólo ha tratado de llenar papeles con aren- gas generales y fastidiosas exclamaciones, que sólo deben merecer el desprecio de V. E.
La sola consideración de que ya hacen tres años largos que se concertó este matrimonio, sin que para desbaratarlo hayan tenido el mayor in- flajo cuantos artificios y resortes se tocaron por los padres de la niña, hará conocer a V. E. que no ha sido obra del artificio y seducción por mi parte, y de falta de experiencia por la suya, por- que a ser así, con facilidad se hubiera desvane- cido como sucede regularmente en iguales casos. Y más cuando en un tiempo tan considerable no sele ha separado del confesonario, y aún por úl- timo se ocurrió al retiro espiritual de nueve días en la Casa de ejercicios, como es constante a V. E.. saliendo cada vez más convencida de la necesi-
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