= 170 —
dad en que se hallaba de llevar a efecto el matri- monio sin que hubiera tampoco encontrado sujeto alguno de probidad que no aprobase su designio.
Después de todas estas pruebas y pasos debía ya desengañarse doña Magdalena Trillo (como lo ha estado muchas veces aunque sin consisten- cia), que decida la voluntad de su hija a nuestro matrimonio, le sería a cualquiera otro matrimo- nio a que se inclinase de tormento y aflicción, y que él solamente hallaría la tranquilidad y sosie- go a que aspira sin temor alguno de los amargos disgustos, altercaciones, contiendas y escándalo que pronostica su madre, cuando por el contrario debe prometerse que en ambos hallaría unos hi- jos que, por su respeto, moderación, sumisión y buen porte harían algún día las delicias de su casa.
Mi falta de instrucción e inteligencia para co- rrer con los negocios de la casa es otro de los obstáculos que presenta para no convenir en nues- tro enlace y aun lo propone como motivo de dis- cordancia; pero cuando los negocios indicados, que de notoriedad se saben no ser otros que la material administración de unas fincas fructíferas, exigieran un estudio particular, no tiene motivos
