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partiendo de esta premisa, concluye lógica- mente que « cuando tal mujer ha podido ejer- cer tan formidable presión sobre tal hombre, sin hacerla sentir, sin ostentarla, sin provocar explosiones, esa mujer es genial, como talen- to y como carácter ». Rindiendo el debido homenaje a tan competente opinión demos vosotros por ciertas las anteriores afirmacio- nes, pero sólo a título provisorio, y, según es de rigor en los estudios que se precian de exactos, impongámonos la exigencia de pro- barlas para que puedan revestir en adelante la túnica de las verdades consagradas. Pase- mos, pues, aindagar las causas del ascendien- te beneficioso ejercido sobre el doctor Ave- llaneda por esta mujer, a primera vista supe- rior, dejando con esto de lado otra opinión del mismo doctor Wilde, según la cual dicha influencia constituye un secreto indescifra- ble que se llevó ala tumba la insigne señora. ¿No nos suministra él mismo, contradicién- dose, algunas de las piedras del pedestal con-