DIARIO DE UNA COMEDIA VTA
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mal pescado salado, y la autoridad, bien o mal,
los distribuye a desdichados que se arrojan para
cazar la presa.
Las personas adineradas hacen lo que pueden,
dando a manos llenas para las innumerables co-
lectas.
Hoy han venido a llamar a casa 'siete veces
para obras de beneficencia, verdaderas o su-
puestas, debidas a la iniciativa de personas ab-
negadas o interesadas.
Pero cuando estos pobres diablos no encuen-
tren ya víveres ni leche para los enfermos y los
niños; cuando ya no lhaya nada normal ni nada
práctico y se les colme la medida, ¹qué suce-
derá?
Nada, tal vez... La apatía singular y conmove-
dora de este pueblo, hará que mueran en silen-
cio, de la manera más lamentable.
No son éstos los que hacen la revolución. No
son capaces de un esfuerzo semejante. Son los
políticos quienes la hacen por ellos.
Es preciso compartir hasta cierto punto la apa-
tia del alma rusa. Es el único medio de no sufrir
en exceso. Sin esto, no habría vida posible.
Intenté acostumbrarme a ello, y por momen-
tos, con la esperanza renaciente, pienso que todo
esto no puede durar y que otros acontecimien-
tos imprevistos resolverán tan espantosos pro-
blemas.
Página:Diario Comedianta Francesa Bajo Terror Bolchevista.djvu/47
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