ca se consagró a los deberes de su hogar y en sus horas de reposo nutrió su intelijencia con conocimientos jenerales de historia, literatura y relijion, que lucia en su conversacion; sobre todo adquirió amplia cultura en la historia. Cuando sobrevino el movimiento revolucionario de 1810, en el cual su esposo tomó una participacion directa, su casa fué el centro de reunion de los célebres patriotas Camilo Henríquez, Argomedo, Alcalde, Vera, Mackenna y demas notables ciudadanos que luchaban por la libertad. Su esposo el doctor Marin, se vió precisado a emigrar a Mendoza, en 1814, a causa de la reconquista española, dejando sus intereses comprometidos por los azares de la política y de la guerra. Doña Luisa Recabárren tuvo que atender no solo a las necesidades de sus hijos, sino que tambien a la defensa i conservacion de los bienes de su esposo, confiscados por los realistas que sacaron de este en el curso de su ostracismo. Ella sirvió de intermediaria a los patriotas de Chile y la República Arjentina, enviando y recibiendo correspondencia y circulando noticias de la revolucion emancipadora en el pais. Al sorprender en 1817 los españoles la correspondencia del ilustre guerrillero Manuel Rodríguez, cuando se fugó de Melipilla, encontróse en ella comunicacion en la que se le hablaba de doña Luisa Recabárren como conocedora de una carta valiosa y circunstanciada del jeneral San Martin y la clase de los nombres de las personas impuestas de ella. Marcó del Pont la hizo reducir a prision el 4 de Enero de 1817 por órden del famoso capitan San Bruno, quien la condujo con buenas precauciones al monasterio de las Agustinas, donde fué detenida miéntras se la procesaba. Allí permaneció separada de su familia hasta el 12 de Febrero de 1817, dia en que entró victorioso a Santiago el Ejército de los Andes que habia triunfado en Chacabuco. Obtenida la libertad, regresó del destierro al pais su esposo el doctor Marin, el cual continuó sirviendo a la República hasta sus postreros dias. La ilustre matrona terminó su noble existencia en su hogar de Santiago.
REIGADA (Cárlos A.)—Soldado ciudadano. Nació en Quillota en 1864, siendo miembro de una de las familias mas antiguas de ese departamento. Al estallar la guerra contra el Perú y Bolivia, en 1879, se enroló en las filas del batallon Lautaro, organizado por el coronel don Mauricio Muñoz, en calidad de soldado voluntario ciudadano. En ese cuerpo militar hizo todas las campañas del Perú y Bolivia, distinguiéndose por su bizarro valor y su brillante comportamiento en las batallas de Tacna y Arica, Chorrillos y Miraflores. En 1884 concurrió a la campaña de Arequipa. Disuelto su batallon, al terminarse la contienda internacional, el 4 de Noviembre de 1884, se retiró a su hogar a reparar sus fuerzas juveniles agotadas en seis años de continuas y penosas campañas. Falleció en Quillota a principios de 1888, victima del terrible flajelo del cólera. Su nombre, aunque modesto soldado ciudadano, ha quedado asociado a la historia de la guerra del Pacífico, por sus jenerosos servicios a la patria, por su noble comportamiento en el ejército y su abnegacion para cumplir con sus deberes cívicos.