concedo, todos los privilégios, grácias, prerogativas, immunidades, y exenciones, que gozan los domésticos que assisten, y están en actuál servício de mi Real Palácio. Y ordéno, y mando, que les sean todas guardadas y cumplidas enteramente, y sin limitación alguna. Fecha en el Pardo à tres de Octubre de mil setecientos y catorce. YO EL REY. Por mandado del Rey nuestro señor. Don Lorenzo de Vivanco Angúlo. Está señalada de los señores del Consejo.
17 Animados los Académicos con este honór, empezaron à poner en execución las Reales órdenes de su Magestad, dando forma à la Académia, en la que representó el Marqués de Villéna: Que la eleccion que se havía hecho de su Persóna para Directór, no podía ser válida: assi por haverse executado antes de tiempo, no haviendose conseguido hasta entonces la Real aprobación, como por haver sido celebrada por aclamación, y mandar su Magestad en los estatútos, que acababa de confirmar, se hiciesse por votos secrétos. Y añadió su natural modéstia: Deseaba, y estimaría se eligiesse otro en el oficio, pues el haver solicitado juntar sugétos, y ofrecido su casa, le obligaba à continuar con el mayor cuidado este empeño; pero siendo solo Académico. Es respéto que todos professaban à su Excelencia obligó à convenir en farle gusto; pero conociendo que la proposición incluía dos partes: la primera atender à la veneración de su Magestad, y la segunda à excusarse su Excelencia del oficio: se procuró cumplir con ambas, passandose à eleccion formál por votos secrétos, y todos, menos el suyo, los tuvo su Excelencia, para el puesto de Directór perpétuo. Con esto huvo de resignarse su plausible moderación, bien que no omitió explicar: havía dado su voto al Doctor Don Juan de Ferreras, en quien juzgaba estar mejor depositado el oficio, que en su Persóna. Las instáncias y ruegos de todos los indivíduos le precisaron à tomar su assiento de Directór, que hasta allo havía rehusado, eligiendo el último, con el pretexto de tenerse las Juntas en su casa. Passóse luego à la eleccion de Secretário, que con la misma uniformidád se declaró en Don Vincencio Squarzafigo Centurión y Arrióla, y tomó tambien possesión de su lugar y assiento: y los demás Académicos hicieron lo mismo, trocando los que les havía dado la casualidád, y tomando los de sus antiguedades, para proceder desde este dia con toda la formalidád que mandan los estatútos.
18 Formada yá la Académia, pareció la primer obligación rendir las debidas grácias al Rey nuestro señor, por las honras recibidas: y se nombraron quatro Comissários, para que en nombre del cuerpo hiciessen la función, siendo el principal su Excelencia (como instrumento de tanta felicidád) à quien acompañaron Don Vincencio Squarzafigo, Don Adrian ConninK, y el Marqués de San Phelipe. Y porque siendo la Académia Españóla, era justo algun exercício de la léngua, se eligió por todos à su Excelencia, para que formasse dos oraciones, una à su Magestad, y otra al