Página:Diez años de destierro (1919).pdf/138

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
136
 

CAPITULO III

Viaje por Suiza con el señor de Montmorency.

Resuelta a marcharme por Rusia, necesitaba un pasaporte para entrar en este país. Pero se me presentaba una nueva dificultad; tenía que pedir el pasaporte al mismo Petersburgo; esta formalidad era necesaria por las circunstancias políticas, y, aunque estuviera segura de no recibir una negativa de un carácter tan generoso como el del Emperador Alejandro, era de temer que en las oficinas de sus ministros se dijese que yo había pedido el pasaporte, y que al saberlo el embajador de Francia me mandasen detener en Suiza para estorbar la realización de mi proyecto.

Había, pues, que ir primero a Viena, y desde allí pedir y esperar el pasaporte. Las seis semanas necesarias para que mi carta llegara a su destino y pudiese tener respuesta, había de pasarlas bajo la protección de un Ministerio que había dado a Bonaparte una archiduquesa de Austria. ¿Era posible confiarse a él? Sin embargo, permaneciendo como un rehén al alcance del poder de Napoleón, no sólo tenía yo que renunciar al ejercicio de mis talentos personales, pero estorbaba que mis hijos tuviesen carrera; no podían servir a Bonaparte ni en contra de él; no podía dar estado a mi hija, puesto que, o tenía que separarme de ella o confinarla en Coppet; y con todo, si me detenían en mi huída, el porvenir de mis hijos