Página:Diez años de destierro (1919).pdf/144

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
142
 

nuestra visita a estos lugares, el Gobierno francés mandó detener al abad, señor de L'Estrange; confiscar los bienes de la Orden y expulsar de Suiza a los padres. No sé de qué acusaban al señor de L'Estrange; pero es poco verosímil que aquel hombre se mezclase en los asuntos de este mundo, y menos aún los religiosos, que no salían nunca de su soledad. El Gobierno suizo mandó buscar por todas partes al señor de L'Estrange, y espero, por honor del Gobierno mismo, que procuraría no encontrarlo. De todos modos, las desdichadas autoridades de los países que llaman aliados de Francia tienen muy a menudo que detener a quien les dicen, sin saber si entregan víctimas inocentes o culpables al gran Leviatán que las engulle.

Fueron confiscados los bienes de los trapenses; es decir, su sepultura, porque apenas poseían otra cosa, y dispersada la Orden. Dícese que un trapense en Génova subió al púlpito para retractarse del juramento de fidelidad que había prestado al Emperador, declarando que desde la cautividad del Papa creía a todos los eclesiásticos desligados de ese juramento. Y se dice también que al salir de aquel acto de arrepentimiento, fué juzgado por una Comisión militar y fusilado. Me parece que ya era bastante castigo, sin necesiprosperado. Por lo demás, los trapenses, retirados en los valles altos del Cantón de Friburgo no eran tan ajenos a la po lítica como su residencia y su hábito hacían creer. He sabido después que servian de intermedlarloa en la correspondencia del clero de Francia con el Papa, prisionero entonces en Saboya. Cierto que esto no excusa el rigor con que estos religiosos han sido tratados por Bonaparte, pero de la exblicación de ello. (Nota del Sr. Stäel, hljo.)