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Tuve el honor de conocer al príncipe Luis Fernando, quien de tal modo se dejó arrastrar por su ardimiento bélico, que casi precipitó con su muerte los primeros reveses de su patria (1). Era hombre ardoroso y entusiasta, pero que, a falta de gloria, buscaba con exceso las emociones que pueden agitar la vida. Lo que más le irritaba en Bonaparte era su modo de calumniar a cuantos temía, y de rebajar ante la opinión incluso a sus secuaces, para, a todo evento, tenerlos mejor bajo su dependencia. Muy a menudo me decía: "Admito que mate; pero me subleva que asesine moralmente." Y, en efecto, pensemos en la situación a que hemos llegado desde que ese gran detractor se apoderó de todos los periódicos del continente, y pudo, cosa que ha hecho con frecuencia, llamar cobardes a les más valientes, y decir que eran despreciables las mujeres más puras, sin que hubiese medio de contradecir ni de castigar tales asertos.

CAPITULO XIV

Conspiración de Moreau y de Pichegru, Acababa de llegar a Berlín la noticia de la gran conspiración de Moreau, de Pichegru y de Jorge Cadoudal. Ciertamente alentaba en los principa(1) Lule (Federico Cristián), más conocido por Luis Fernando, principe de Prusia, era hijo del principe Augusto Fernando, hermano del Gran Federico. Durante la campañia de 1806 fué muerto el 19 de octubre, en el combate de Saafeld, por el suboficial Guindé del 10.0 de húsares.

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