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DE DIÓGENES LAERCIO.

versátil, e inventor de nuevas frases y dicciones. Antístenes dice en las Sucesiones que era acérrimo en las disputas, y urgía con estas preguntas: «¿Una cosa no se diferencia de otra? Ciertamente. Pues lo provechoso, v. gr., es diferente de lo bueno. Así es: luego lo bueno no es lo mismo que lo provechoso». Dicen que no admitía los axiomas negativos, y los que ponía siempre eran afirmativos; y aún de éstos aprobaba los sencillos y reprobaba los complicados, llamándolos intrincados y enredosos. Heráclides dice que en los dogmas fue platónico; pero no admitía la dialéctica. Tanto, que preguntándole Alexinio si había dejado ya de herir al padre, respondió: «Ni lo he herido, ni lo he dejado de herir». Replicóle Alexinio diciendo que convenía explicase aquella ambigüedad con decir sí o no; pero él respondió: «Cosa ridícula sería seguir vuestras leyes, cuando es lícito repugnar en las puertas»[1]. Como Bión persiguiese con ardor a los adivinos, le dijo que «eso era degollar los muertos». Oyendo decir a uno que es un gran bien conseguir cada uno lo que desea, respondió: «Mucho mayor bien

  1. Pudo querer significar el Consejo o Senado de los anfictiones, que solía tenerse en las Pilas o Termópilas, (que es un paso angosto de Tesalia a Fócide, memorable por la muerte de Leónidas con sus 300 soldados). Allí las ciudades que tenían voto en él, enviaban sus legados, y los llamaban pilagores. Parece no estarían en observancia los decretos de este Senado, o no obligarían mucho. Véase Suidas V. Πύλαι.