Página:Diogenes Laercio Tomo I.djvu/209

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
176
LIBRO III.


—¿Cómo, si no es posible
sea el primero quien proviene de otro?
Así que no hay primero ni segundo.
Pero en aquellas cosas que a nosotros
competen, establezco lo siguiente:
Quien al número par o impar añada
una parte o la quite, ¿por ventura
quedará el mismo número primero?
—No quedará, por cierto.
—Y si uno añadiese a la medida
de un codo, otra medida fija y cierta,
o bien la sustrajese,
tampoco quedaría el codo mismo:
¿No es así? Ahora bien, pues considera
con atención los hombres,
verás que uno creciendo, otro menguando,
todos están en mutación continua;
y aquello que se muda,
según naturaleza,
y en un estado mismo no persiste,
va siendo diferente de lo que era.
Aun tú y yo fuimos otros
ayer, mas hoy ya somos diferentes,
y aun otros mañana. Así, que nunca,
por la dicha razón, somos los mismos.

8. Además de esto, dice Alcimo lo siguiente: «Los sabios afirman que el alma percibe unas cosas por medio del cuerpo, v.gr.: oyendo y viendo; y otras las advierte por sí misma, sin ministerio