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DE DIÓGENES LAERCIO.
- Portentos fabulosos,
- como Platón urdía diestramente.
Alexis, en su Meropida:
- Tú vienes oportuna;
- mas yo arriba y abajo voy violenta,
- sin hallar, cual Platón, cosa ninguna
- que pueda llamar sabia,
- cansándose mis piernas vanamente.
Así mismo en su Ancilión dice:
- Tú nos hablas de cosas ignoradas,
- como Platón, corriendo.
- Conocerás el nitro y las cebollas.
Amfis en su Anfirates:
- -El bien, señor, que conseguir esperas
- por ésta, me es tan poco conocido
- como el bien de Platón. - Pues de él te guarda.
Y en su Dexidemida:
- Oh Platón, nada sabes
- más que andar con el rostro
- cubierto de tristeza, y levantando
- esa ceñuda frente,
- tan arada de arrugas como concha.
Cratino, en su Falso supuesto:
- Eres hombre por cierto, y tienes alma.
- Y aunque apenas lo entiendo
- según Platón lo dice, así lo juzgo.
Alexis, en su Olimpiodoro:
- Feneció, y quedó seco
- lo que en mi cuerpo fue mortal, caduco;