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LIBRO III.
- mas lo que fue inmortal voló a los aires.
- ¿No es esto la platónica doctrina?
Y en su Parásito:
- O, cual Platón, parlar conmigo mismo.
16. Búrlase no menos de él Anaxilias en las piezas tituladas el Botrilión, la Circe y las Ricas. Aristipo, en el libro cuarta de las Delicias antiguas, dice que amó mucho a un joven llamado Estrella que estudiaba con él la astronomía, y a Dión, del cual hicimos ya memoria. Algunos dicen que amó también a Fedro. Indicio de ello son los epigramas que escribió en alabanza de los mismos.
- Cielo quisiera ser, Estrella mío,
- cuando los astros miras,
- por poderte mirar con muchos ojos.
Y el otro:
- Antes entre los vivos alumbrabas,
- oh Estrella, como estrella matutina;
- pero ahora, ya muerto, resplandeces
- lucero de la tarde entre los muertos.
A Dión hizo éste:
- Los hados enemigos
- verter hicieron lágrimas perennes
- a Hécuba y a las vírgenes troyanas;
- mas a ti, celebradas mil victorias,
- ilustre Dión, los dioses inmortales
- eternas alabanzas te prometen.
- Te celebra tu patria;
- y tus conciudadanos