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LIBRO III.

dogmas[1] en los de Platón, diré también de ello alguna cosa.

25. Al dogmatista, pues, toca establecer dogmas, como al legislador poner leyes. El dogma es en dos maneras, aquello de que opinamos y la opinión misma. La primera de ellas es la proposición, la segunda el parecer o estimación. Platón, pues, expone lo que aprende o percibe, refuta lo falso y en lo dudoso suspende el juicio.

26. Lo que Platón percibe lo expone por medio de cuatro interlocutores, que son: Sócrates, Timeo, un huésped ateniense y otro eleate. Por estos dos huéspedes no se entienden Platón y Parménides, como creen algunos, sino que son personas supuestas y anónimas. Cuando Platón hace hablar a Sócrates y a Timeo, entonces establece dogmas; y cuando refuta opiniones falsas, trae a Trasímaco, a Calicles, a Polo, a Gorgias, a Protágoras, a Hipias, a Eutidemo y a otros semejantes. En la conclusión de sus argumentos usa mucho de la inducción, no la simple, sino la doble. Inducción es «un discurso que de unas cosas ciertas va coligiendo e infiriendo otras a sí semejantes». Dos son las especies de inducción: una la que llaman a contrario, y otra la de consiguiente o consecuencia. La primera es cuando de la respuesta que da el preguntado se infiere lo contrario a ella,

  1. άυτονδογματίξειν: si dogmatizó.