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LIBRO IV.
Dicen igualmente que escribió poemas; y habiéndolos sellado, los depositó en el templo de Minerva en su patria. El poeta Teeteto habla de él en esta forma:
- Si agradaba a los hombres
- Crantor, más a las musas agradaba.
- Sin que la senectud fuese venida,
- murió este varón santo. ¡Oh madre tierra,
- recíbelo en tu gremio,
- para que more allí tranquilamente!
Admiraba Crantor sobre todos a Homero y Eurípides; y decía que «era operoso el escribir con propiedad cosas trágicas y al mismo tiempo patéticas». Traía aquel verso del Belerofonte:
- ¡Ay de mí!... ¿Y por qué causa,
- ¡ay de mí!, padecido
- hemos lo que padecen los mortales?
3. Se dice que Antágoras asegura corren como de Crantor unos versos de cierto poeta, hechos al amor, y son éstos:
- Tengo el ánimo en duda (pues ambiguo,
- oh amor, el sexo tienes) si te agregue
- a los eternos dioses,
- hijos antiguamente del Erebo
- y de la reina Noche, procreados
- del dilatado Océano en las ondas;
- o bien si te haga hijo
- de Venus, de la Tierra, o de los Aires.
- Tú, que vago y errante