Página:Discurso sobre el origen y los fundamentos.djvu/201

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frecuentadas únicamente por los europeos mucho mas curiosos de llenar sus bolsillos que sus cabezas. El Africa entera y sus numerosos habitantes, tan singulares por su caracter como por su color, eslánaun por conocer y examinar; toda la tierra está cubierta de naciones de las que no conocemos mas que los nombres; ¡y nos atrevemos sin ambargo á juzgar el género humano! Supongamos un Montesquieu, un Buffon, un Diderot, un Duelos, un D’Alembert, un Condillac, ú otros hombres de igual naturaleza, viajando ara instruir á sus compatriotas, observando y describiendo, como lo saben hacer, la Turquía, el Egipto, la Berbería, el Imperio de Marruecos, la Guinea, los paises de los Cafres, lo interior del Africa, y sus costas orientales, los Malabares, el Mogol, las orillas del Ganges, los reinos de Siam, de Pegu, y de Ava, la China, la Tartaria sobre todo el Japon: en seguida en el otro hemisferio el imperio de Méjico, el Perú, Chile, las tierras Magallanicas, sin olvidar los Patagones, verdaderos ó fabulosos, el Tucuman y el Paraguay, si era posible tambíen, el Brasil, y enfin los Caribes, la Florida y todas las regiones salvages, viage pues el mas importante de todos, y el que era necesario hacer con el mayor celo y cuidado: supongamos luego que estos nuevos Hércules, de vuelta ya de sus memorables marchas, escribiesen en seguida muy despacio la historia natural, moral y política de lo que hubiesen visto, y veríamos nosotros mismos entonces salir un mundo nuevo de sus plumas, y sabríamos y aprenderíamos por este modo á co-