Página:Doble error - novela (1919).pdf/39

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
35
 

al amor herido. Y entonces sentía vivamente la ausencia de su madre, que hubiera podido darle un buen consejo o encargarse de pronunciar la sentencia de separación. Todas estas reflexiones la sumieron en una gran incertidumbre, y cuando se durmió, había tomado la resolución de consultar a una de sus amigas, que la había conocido siendo ella muy joven, y confiarse a su prudencia para la conducta que debía seguir con Chaverny.

Mientras se abandonaba a su indignación, no había podido menos de hacer involuntariamente un paralelo entre su marido y Châteaufort. La enorme inconveniencia del primero, hacía resaltar la delicadeza del segundo, y reconocía con cierto placer, pero no sin reprochárselo, que el amante se había cuidado más de su reputación que el marido. Esta comparación moral, la arrastraba sin querer a observar la elegancia de modales de Châteaufort y el aspecto medianamente distinguido de Chaverny. Veía a su marido, con su vientre un poco prominente, deshaciéndose en cumplidos pesados con la querida del duque de H***, mientras Châteaufort, más respetuoso aún que de ordinario, parecía procurar retener en torno de ella, la consideración que su marido podía hacerle perder.

En fin, como sin querer nuestros pensamientos nos arrastran lejos, imaginóse más de una vez que podía quedarse viuda, y que entonces, joven y rica, nada se opondría a que coronase legítimamente el amor constante del joven jefe de escuadrón. Un ensayo desdichado no significaba nada