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DON DIEGO DE PEÑALOSA

á V. E. han informado, los que ignorando merecer, se acomodan á envidiar.

»No haber besado la mano de V. E. ni áun alentado la mía en Londres á escribirle, fué más decoroso respeto que desatención, porque estando yo cierto de los siniestros informes que á V. E. hicieron mis émulos, tuve creido que era poner á V. E. en lance de que se faltase á sí mismo escaseándome los honores que por fuero de su grandeza observa V. E. con los caballeros que le obsequian.

»Conociendo (por influjo dichoso del cielo) con acuerdo del honor y consulta del tiempo, que la corte de Cristo es el retiro del mundo, he resuelto darle libelo de repudio y habitar en los bosques, donde la envidia no acierta ni asesta tiro sirviendo á Dios, que de sus maravillas hace la costa para que le sigan los desengañados, y es de fé que fácilmente le halla quien cuidadosamente le busca, porque ninguno convence mejor al error que el arrepentido de errar, y para llegar á Su Divina Majestad, de toda parte se hace camino cierto si acertamos con el camino.

»Referir á V. E. los motivos de haber ido á Inglaterra, las desiguales operaciones de D. Marcos de Oñate [1] (que él llamaba beneficio y yo injuria, porque el beneficio es injuria cuando el modo de hacerle es injurioso), las indignidades del Sr. Conde de Molina, tan ajenas de su nobleza como extrañas de su estado é indebidas á mi confianza y su empleo, ajando mi estimación con desdoro de los méritos de S. E. (que estoy en el sentir de los que saben de punto, no tienen su consistencia en cómo se nace, sino en cómo se obra). Fuera cansar á V. E. con lo mismo que otros habían contado por diversos modos, que cada uno pinta conforme su afecto, y el mundo es mar de opiniones, como lo es de peligros, no siendo menor andar en él la mentira vestida de la púrpura de la verdad, con cuyo disfraz la acomodan en el lugar de á donde despojan á ésta por desnuda.

»Buen apoyo es, Señor Excmo., un papel que escribí al Conde-Embajador, cuya copia remito á V. E., y creo que no es fuera de propósito en la ocasión presente. Menos apropositadas fueron muchas que el Conde dio á los Ministros ingleses, persuadido (por ventura) á que me descompondría con ellos. Dióme el Conde 250 patacones (50 libras esterlinas), con las circunstancias de otorgar guarentigia escritura á favor del Cónsul y otros requisitos, y para repetirlos por justicia según fueros de Inglaterra, derogando los de Castilla y mis inmunidades, valiese más no

  1. El Secretario de la embajada de España.