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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

país son inciertas, necesitarán más de dos años para recibir confirmación, aparte de que los miramientos que se tengan con ellos no han de llevarse al extremo de desperdiciar las ventajas á que brinda la imprudencia de los enemigos de S. M., siendo además de temer que los ingleses de Jamaica y la Carolina, al saber el descubrimiento. del señor de la Salle, y la facilidad de las conquistas en Tierra firme por el curso de este gran río, no sean tan escrupulosos y se anticipen aprovechándose de sus trabajos, como lo hicieron en la Carolina, descubierta por franceses en el reinado de Carlos IX, cuyo nombre conserva.

»A otras dos objeciones, si gente mal informada las hiciera, hay que contestar; que los nuevos establecimientos y la conquista de regiones ricas despoblarían la Nueva Francia, desertando sus habitantes por acudir á la Luisiana, y que en el porvenir llegarían los mismos establecimientos á despoblar á Francia, como á España han despoblado las conquistas de las Indias.

»Raro sería que temor tan infundado privara á la nación de la riqueza de aquel país, que ninguna proporción guarda con lo que obtiene de tierras tan estériles como son las del Canadá; no es por Nueva Francia, que está muy lejos, por donde se proyecta ir á Luisiana y á Nueva Vizcaya, sino por las islas en el golfo de Méjico, y de ellas á Pánuco y al río Misisípi ó Colbert, sin tocar á los habitantes del Canadá, que no emprenderían un trayecto de siete ú 800 leguas por tierra atravesando lagos y ríos, como lo ha hecho el señor de la Salle con muchos trabajos y peligros, para ir á poblar en las regiones que ha descubierto seguido de los hombres que á su costa hizo ir de Francia, sin emplear los del Canadá. La Luisiana no tiene nada de común con aquel reino, y es ilusión suponer que le perjudicara en modo alguno.

»En la segunda objeción, poco versado en la Historia de España ha de ser el que atribuya su despoblación á la conquista de las Indias. Sabido es que la expulsión de los moros y de los judíos á instancias de la Inquisición, hizo salir de un golpe de España, 1.800.000 almas; que las guerras de Flandes y de Italia han consumido un número infinito de naturales, y continúan siendo corriente continua de los hombres que se agotan en España, nación menos fértil y propia que Francia para mantener una gran población. Que en los grandes imperios de Méjico y del Perú, que cuentan mayor extensión que el de los turcos, no hay más de 20.000 españoles naturales, número insuficiente para influir en la despoblación, y que la de Francia es tal, que habrían de salir muchos más sin conocerse la falta.