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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

recluten también algunos bucaneros, que son los que en la isla viven de la caza de bueyes y del cultivo de la tierra, los cuales servirán para fijar á los otros en el nuevo país, proveyéndoles de víveres con sus cacerías. Todavía hará falta la provisión de víveres en la isla en cantidad proporcionada al trasporte desde Santo Domingo á Panuco, y de las barcas en que hacen los cruceros para trasportarlos.

»Los dos bajeles de S. M. podrán invernar con seguridad en Petit Goave, esperando el mes de Abril del año próximo para principio de la jornada y el mismo año regresarán á Francia cargados de plata en señal del suceso. Pueden equiparse ahora con pretexto de la guarda de las islas durante la guerra declarada por los españoles, y por la noticia llegada de Jamaica de haberse roto las hostilidades entre éstos y los franceses de Santo Domingo.

»Si se juzga demasiado dos buques de guerra, bastará uno solo con tal que sea de suficiente porte para el trasporte de los víveres, municiones y armas, de que se dará relación. Entre estos objetos se piden 25 ó 30 piezas destinadas á la defensa de Pánuco, útiles para levantar las fortificaciones, y un ingeniero que las dirija.

»El Conde de Peñalosa desea ir á Santo Domingo de incógnito, con los poderes y patentes necesarias, acompañado de algunos criados y de cinco ó seis oficiales franceses, amigos suyos, que quieren seguirle, y suplica á S. M. que antes de partir, le conceda carta de naturaleza, porque en lo sucesivo se pueda titular súbdito de S. M., y tenga medios de ofrecer pruebas de su celo y fidelidad con el éxito de esta empresa.

»Sería igualmente de desear que S. M. tuviese á bien despachar prontamente al señor de La Salle con los recursos que solicita, á fin de remontar su río, reunir los salvajes en cuerpo de ejército y entrar en el mes de Setiembre próximo en Nueva Vizcaya por tres puntos distintos, mandando el cuerpo principal en persona, y encomendando los otros á oficiales franceses que conocen el sistema de guerra del país, distribuyendo los doscientos soldados entre los tres cuerpos.

»De esta manera hizo Hernán Cortés, simple Capitán español, la conquista del imperio de Méjico, que por entonces era uno de los más ricos y florecientes del universo, como que su Emperador ponía sobre las armas un millón doscientos mil hombres, destruidos por muy pocos soldados españoles, con los cuales dirigió grandes ejércitos de indios, cuya amistad tuvo la habilidad de ganar. El plan se hubiera estimado visionario, y no obstante, se cumplió y ha producido inmensos tesoros á España. Nuestros franceses pueden hacer lo que hicieron los españoles; no