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DON DIEGO DE PEÑALOSA

son inferiores en valor ni en celo por el servicio de su Rey: además no tendrían que habérselas con millones de hombres, sino con pocos españoles, que la molicie y los placeres han vuelto tan cobardes como los indios que antes conquistaron.

»La empresa del Conde de Peñalosa y la del señor de La Salle se apoyarán mutuamente. El último empezará durante el invierno á sembrar el espanto en la parte de Nueva Vizcaya, que cae del lado del río que ha descubierto, y llegando después á Pánuco el Conde de Peñalosa con su cuerpo de filibusteros, penetrará más fácilmente, según su proyecto, hasta la mar del Sur, y los dos jefes se darán la mano en la conquista, siguiendo las órdenes de S. M., partiéndola en dos gobiernos que darán anualmente á Francia cuantiosa riqueza y á S. M. la gloria de extender sus conquistas y victorias hasta el Nuevo Mundo, con la perspectiva de echar más adelante á los españoles del resto de Méjico, la más hermosa, la más fértil, la más rica región del mundo, donde los dominadores viven con tanto abandono, que no costará gran esfuerzo arrojarlos, así que los franceses se fijen en la vecindad, ya que en ese gran imperio que llaman Nueva España no tienen fortificada más que la plaza de Veracruz, y eso no muy bien, como prueba el saqueo que ha sufrido hace seis meses, estando las otras poblaciones, inclusa la ciudad de Méjico, que es la capital, y una de las más ricas del universo, no sólo sin fuertes, sino también sin murallas, puertas ni cañones, según testimonio de los que allí han estado.»


En ejecución de este último proyecto, que obtuvo aprobación del Rey y es buena prueba de la injusticia con que el Almirante D. Gabriel Fernández de Villalobos, Marqués de Varinas informó á D. Juan José de Austria, siendo jefe del Gobierno de España, «que Peñalosa era hombre insustancial, incapaz del conocimiento de la hidrografía general y cosmografía de la América [1] ,» se dispuso en el puerto de la Rochela la expedición de vanguardia con más recursos de los pedidos. En cuatro bajeles salió á la mar el mes de Julio del mismo año 1684, dirigiéndose á Santo Domingo y golfo mejicano, y desembarcó La Salle con su gente para tropezar con el fracaso más completo. Afectó la desgracia al crédito é influencia de Segnelay con aquel Monarca que pretendía fijar por su cuenta la rueda de la fortuna; se abandonó por entonces la idea de otras

  1. Representación del Marqués de Varinas al Rey D. Carlos II.— Original en la Biblioteca Nacional de Madrid.