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DON DIEGO DE PEÑALOSA

sobrino de D. Luis de Haro, primer ministro de Felipe IV, muy instruido en la cosmografía. Yo hacía la cuenta de que siendo joven el año de 1640, cabía muy bien que en 1662 se hallase de Gobernador del Nuevo México, para poder hacer aquella jornada un hombre criado en el empeño de los descubrimientos.

 »Los demás títulos honoríficos y mayorazgos que le decora el manuscrito del padre Fleitas, en la provincia de Chile, que parecía también que hacían una congruencia con el carácter del mismo Almirante Fonte, que algunos autores le hacen Presidente de Chile, pues en la suposición de paisanos ó amigos de antemano, por su concurrencia en aquel país, podían haberse juntado para aquella famosa expedición: todavía pasaban más adelante mis conjeturas.

 »En el libro ya citado, al folio 52, dice Mr. de L'Isle, que el Conde de Peñalosa, Virey de México hacia el año de 1680, era de opinión que Quivira está situada al Norte de Nuevo México, y que era error ponerla al Oeste. De donde concluía yo que este Conde Peñalosa, Virey de México en 1680 era el mismo D. Diego de Peñalosa, Gobernador de la Nueva Santa Fee en 1662, pues el religioso Francisco, guardián de aquel convento, capellán del Gobernador y autor de la Relación de aquella jornada, le titula en ella Conde de Santa Fee de Peñalosa.

 »La proporción de la edad, el espacio de años que corren entre las dos épocas y sucesos, la recomendación de los méritos de este caballero por las tales jornadas y la distinción del nacimiento, me persuadían toda la verosimilitud de mi conjetura, apoyada por otra parte con las buenas citas que dejo dadas.

 »Mr. Buache ya había caido en la misma: al folio 73 de sus Consideraciones, pone una nota sospechando que aquel joven podría ser el Virey de México, Conde de Peñalosa, citado por Mr. de L'Isle; y añade haber leido en algunos extractos de Mr. de L'Isle (el padre), «que este Virey, habiendo tenido algunas desazones con el Arzobispo de Méxito, hacia el año 1680, se retiró á Francia y presentó al Rey Cristianísimo una memoria, ofreciéndole bajo de tales condiciones, hacerle dueño de la Gran Quivira y de un reino que tenía mil leguas de extensión,» no distante de la Nueva Francia ó provincia de Luisiana por otro nombre.

 »Añádese á esto, que la relación del Quivira de que yo copié la adjunta, estaba escrita de letra francesa y en papel largo extranjero, que la tuve de D. Manuel de Flores, capitán de navio de la Real Armada que ahora se halla en esa Corte, con quien á veces solía hablar de nuestras navegaciones y descubrimientos en América, combinando autores