¿Habeis pensado bien lo que os dije? Él y no yo ha sido hasta ahora la causa de vuestros males. Ya os expliqué cómo se habia burlado de vosotros: quiénes le ayudaron. En suma el más necio hubiera podido decir: Tuvo la culpa Banquo.
Verdad es lo que dices.
Y añado más, y vengo al objeto de este coloquio. ¿Hasta cuándo durará vuestra paciencia? ¿Manda el Evangelio que receis á Dios por ese hombre y por su linaje, cuando os está empobreciendo y esquilmando, y os tiene casi á punto de muerte?
¡Oh Rey! somos hombres.
También son perros los galgos y los mastines y los lebreles, y los de aguas y los de caza, pero se distinguen unos de otros por tener más ó menos valor y fortaleza, y mejor ó peor olfato. La naturaleza reparte con igualdad sus dones, y por eso las diversas castas tienen nombres distintos. Lo mismo sucede con los hombres. Si no quereis ser de los últimos y más abyectos, yo os daré un consejo que os libre para siempre de esa opresion y tiranía, y os haga acreedores á mi gratitud eterna, porque no puedo vivir en paz, si él no muere.
Señor; yo soy un hombre de esos tan maltratados