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MACBETH.
EL MÉDICO.
Á mí puedes decírmelas.
LA DAMA.
Ni á ti, ni á nadie, porque no podria yo presentar testigos en apoyo de mi relato.
(Entra Lady Macbeth, sonámbula, y con una luz en la mano.)
Aquí está, como suele, y dormida del todo. Acércate y repara.
EL MÉDICO.
¿Dónde tomó esa luz?
LA DAMA.
La tiene siempre junto á su lecho. Así lo ha mandado.
EL MÉDICO.
Tiene los ojos abiertos.