Si querrá citarle para esta noche...
¿Es una alcahueta, una perra?... ¡Oh, oh!...
¿Qué ruido es ese?
No es que haya encontrado yo ninguna liebre, ni es cosa de seguir la liebre, aunque como dice el cantar: «En cuaresma bien se puede comer una liebre vieja, pero tan vieja llega á podrirse, si se la guarda, que no hay quien la pueda mascar.» ¿Vas á casa de tu padre, Romeo? Allá iremos á comer.
Voy con vosotros.
Adios, hermosa vieja; hermosa, hermosa, hermosa.
Bendito sea Dios, que ya se fué éste. ¿Me podríais decir (á Romeo) quién es este majadero, tan pagado de sus chistes?
Ama, es un amigo mio que se escucha á si mismo y gusta de reirse sus gracias, y que habla más en una hora que lo que escuchas tú en un mes.
Pues si se atreve á hablar mal de mí, él me lo pagará, aunque vengan en su ayuda otros veinte de su