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OTELO.
YAGO.
(Cogiendo el pañuelo.) ¿Qué te importa? Dámele.
EMILIA.
Si no le necesitas para cosa de importancia, devuélvemele pronto, Yago, porque mi señora se morirá de pena, así que eche de ver la falta.
YAGO.
No le confieses nada. Necesito el pañuelo. ¿Oyes? Véte. (Vase Emilia.) Voy á tirar este pañuelo en el aposento de Casio, para que allí le encuentre Otelo.