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OTELO.
OTELO.
No te vayas. Escúchame. Mejor es que seas honrado.
YAGO.
No: seré ladino y cauteloso. La bondad se convierte en insensatez cuando trabaja contra sí misma.
OTELO.
¡Por Dios vivo! Yo creo y no creo que mi mujer es casta, y creo y no creo que tú eres hombre de bien. Pruebas, pruebas. Su nombre, que resplandecia antes más que el rostro de la luna, está ahora tan oscuro y negro como el mio. No he de sufrirlo, mientras haya