¿Por qué dices eso? ¿No sabes á lo menos cuál es su alojamiento?
Si os lo dijera, seria una mentira.
¿No me dirás algo con seriedad?
No sé cuál es su posada, y si yo la inventara ahora, seria hospedarme yo mismo en el pecado mortal.
¿Podrás averiguarlo y adquirir noticias de él?
Preguntaré como un catequista, y os traeré las noticias que me dieren.
Véte á buscarle; dile que venga, porque ya he persuadido á mi esposo en favor suyo, y tengo por arreglado su negocio. (Vase.)
Emilia, ¿dónde habré perdido aquel pañuelo?
No lo sé, señora mia.
Créeme. Preferiria yo haber perdido un bolsillo lleno de ducados. A fe que si el moro no fuera de alma tan generosa y noble incapaz de dar en la ceguera de los celos, bastaria esto para despertar sus sospechas.