Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/172

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
156
COMO GUSTÉIS.

aquel que por oficio pasa toda su vida entre la sangre?

(Entran Rosalinda, Celia y Corino á cierta distancia.)

Febe.—No querría ser tu verdugo, y huyo de ti porque no deseo hacerte mal. Me dices que mis ojos despiden la muerte; pero se me antoja que es cosa muy probable el que los ojos—la parte más débil y suave, la que se cierra hasta por temor á un grano de polvo—no puedan ser llamados tiranos, carniceros, asesinos! Pues bien: ahora te miro con el mas entrañable enojo, y que mis ojos te maten en este momento, si son capaces de herir. Finge que te desmayas, ea! Déjate caer por tierra; ó si no puedes, al menos por vergüenza no digas que mis ojos son asesinos. Muéstrame la herida que te han hecho. Púnzate, aunque sólo sea con un alfiler, y te quedará alguna señal: apóyate, aunque sólo sea sobre un junco, y la mano conservará siquiera por unos instantes la huella de la presión. Pero mis ojos ahora que se han clavado ceñudos en ti, no te lastiman; y, estoy segura de ello, ningunos ojos tienen fuerza para hacerlo.

Silvio.—¡Oh amada Febe! Si alguna vez (y acaso se halle próxima) encuentras en alguna fresca mejilla el poder de la fantasía, entonces sabrás qué invisibles heridas hacen las agudas flechas del amor.

Febe.—Pues hasta entonces no te me acerques; y cuando suceda, persígueme con tus burlas y no me compadezcas, así como yo no he de compadecerte hasta entonces.

Rosalinda. (Avanzando.)—¿Y sabréis decirme por qué? ¿De qué madre habéis nacido que así insultáis y desdeñáis y abrumáis á un desdichado? Pues aunque tuviérais más belleza (y, á fe mía, no veo que tenéis más que la necesaria para acostaros á oscuras) ¿habríais de ser por eso orgullosa é implacable? ¿Por qué me miráis así? No veo en vos más que una de tantas obras vulgares de la naturaleza. ¡Por vida mía! ¡Pienso