Página:Dramas de Guillermo Shakspeare - Volumen 2 (1883).pdf/344

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
322
LAS ALEGRES COMADRES

conservarán ilesos sus miembros y no harán trizas sino nuestro idioma.

Caius.—Dejadme deciros una palabra al oído, si gustáis. ¿Por qué evitáis el encuentro conmigo?

Evans.—Tened un poco de paciencia, os ruego. Ya vendrá el momento oportuno.

Caius.—¡Voto á san! que sois un cobarde, un perro, un mico!

Evans.—Os suplico que no nos hagáis el hazme-reir del buen humor de otras personas. Deseo vuestra amistad, y de un modo ú otro os dejaré satisfecho. (En voz baja.) Os he de sacar á puntapiés la cruz del calzón por la cabeza, gran bellaco, para que no os burléis de citas y compromisos de honor.

Caius.—¡Al diablo! Jack Ruby, y vos, hostelero de la Liga, ¿no le esperé para matarle? ¿No estuve en el sitio designado?

Evans.—Tan cierto como que soy cristiano, este es el sitio que se había señalado. Que lo diga el mismo hostelero de la Liga.