STELLA 105
társelo á Stella, .. y tomándole la cabeza para acercarla á su boquita, agregó en voz muy baja, temiendo que los otros oyeran lo que para ninguno era un secreto: Sí padrino, que- rés? para prestárselo á Stella, que no sabe caminar, la pobrecita.
Alex sóla notó la inmensa distancia que había, entre la niña altanera, que decía im- pertinentemente hacía um año: «y esa por qué no camina, ché?» y la deliciosa criatura que bajaba la voz ahora, y se sonrojaba como con pudor al revelar la triste verdad.
—Y quién es Stella? preguntó Máximo, aca- riciando á su espléndida ahijada,
—Stella?. ... Esmi primita,
—Es mi hermanita, señor Quiroz, se apre- suró 4 decirle Alex.
Al nombre mágico adelantáronse todos á informarlo 4 la vez.
—Y por qué no ha venido contigo ta pri- mita? preguntóle nuevamente el tío,
Alex volvió á intervenir, viendo otra vez la expresión confusa pintarse en la Perla,
—Su primita desgraciadamente no ha po- dído nunca caminar; es ua inválida,
Como si todos sintieran el peso de la fata- lidad que condenó 4 la niña, cayó un si lencio.
Alberto 19 interrampió, diciendo:
——Vamos, Perla, á buscarla; y salió con ella en dirección al jardín,
Al poco rato se uyeron las voces de los chi-