SUELLA y
—Señorita, disculpe usted á los señores; no ha sido olvido ni desatención, ... tienen hoy una comida seguida de recepción, y no ha si- do posible avisarles porque se sentaban á la mesa.
La viajera de pie callaba. El guía, mujer de cincuenta años, desteñida, pecosa y afa- ble, no obteniendo respuesta, continuó:
—Se ha mandado dos veces á la dársena; la última contestaron que los pasajeros no desembarcarían hoy, pues 4 causa del tem- poral el buque entraría muy tarde...
La viajera permanecía muda é inmóvi entumecidos el cuerpo y el alma.
—He hecho entrar á usted, señorita, por la puerta de servicio, porque el hall “aba le- no de invitados y era imposible cruzarlo. Es éste el departamento que su tío les ha destinado; que él mismo ha arreglado cuida- dosamente.... Tienen ustedes, además del dormitorio, un saloncito y un cuarto de baño... Un baño tibio les sentaría ahora muy bien para el causancio.... Yo soy Mary, señorita, la gobernanta de los niños, Hace muchos años que estoy en la casa, y sé como se preocupa de ustedes el señor don Luis...
Luego, comprendiendo lo que pasaba en el interior de la joven, encoutró las palabras que podían hacerla reaccionar.
—Su pobre hermanita muere de cansancio, dijo tomando la mano dela niña que caía so-