10 STELLA
bre el hombro de su hermana. Tiene las má- nitos frías, vamos á acostarla, y á darle á to- mar algo caliente. En dos minutos su cama estará tibi
La viajera levantó sus ojos, los fijó húme- dos y suaves en su interlocutora, y le dijo: 1 thank you, miss, pensando que entendería mejorlas palabras de su agradecimiento pro- nunciadas en su idioma materno.
Acostaron á la niña en la cama blanda y ti- bia, que su cuerpo fatigado por veinte días de fuerte navegación reclamaba, y se les sir- vió una comida ligera.
—Y ahora, señorita, me vá V. 4 disculpar porque son las nueve, y tengo que vigilar los preparativos del buffet. Si algo necesita, mien- tras tanto, no tiene V. sino tocar tres veces la campanilla; vendrá en el acto la muchacha que les ha servido la comida... Buenas no- ches, buen reposo en su mueva casa. Good night, miss... Good night, Stella...
La joven viajera sentada al lado dela ca- ma de su hermana—la que á pesar de estar rendida no podía dormir porque se lo impe- día la sobrexcitación nerviosa, que se mani- festaba en ella cada vez que sufría alguna fatiga 6 alguna impresión, — mirábala fja- mente, apretaba su pequeña mano entre las suyas, hablábale muy bajo, para llevarla al sueño reparador.
Al rato percibió que los ojos iban á ce- srarse, que la mano cedía, que al finiba 4 re-