STELLA 13 Luisa y de un Miguel, habían ido acercándo- Eran vada menos que siete!
—Quién es tu papá y quién es tu mamá? Cuéntamelo todo Perla, volvió á preguntarle la joven
Entonces, la niña con su voz un poco ronca y su pronunciación defectuosa, que da cha gracia á su conversación—decí Camencita—contó: ella era la hijita menor de su papá Luis, y la ahijada de Máximo, el her- mano de su mamá, que se llamaba Carmen; su nombre era Máxima como el de su padri no, que estaba en Europa. «Pero me dicen la Perla, porque soy muy linda », advirtió con la naturalidad y el aplomo de una con- vicción irrevocable, Después continuó con- tando que era tía de los otros chicos, h de Carmencita y de María Luisa, sus herma- nas, que había muchos más, pero que estaban durmiendo porque eran muy chiquitos. A ellos los habían acostado temprano por la hesta, Cuando Alejandra pasó con sn herma- na cargada, siguiendo á miss Mary, la vieron porque estaban despiertos; después, aprove- chando la ausencia de la gobernanta ocupada en el piso hajo, se levantaron y se vinieron á espiar. Todo esto, referido muy ligero, con una respiración muy corta, y un aive como añigido, entre las interrupciones de los otros que querían, cada cual, poner su palabra.
Stella muy sorprendida por aventuras que ignorara ella hasta entonces, confesadas con